El hombre, más aún que toda otra criatura, es ‘ser’. Pero también es límite. Es constitutivamente un ser temporal, es decir, un ser en devenir y siempre en camino de realización. Y como ser limitado, en el que el ser es más fuerte que el límite, el hombre tiene necesidad de trascenderse a sí mismo: saliendo de sí hacia las cosas y hacia las otras personas…
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