Penetrando en la cuestión alquímica, avanzamos, nos ramificamos y subrepticiamente llegamos a la causa esencial de todas las construcciones alegóricas y materiales abordadas por la humanidad: la voluntad transformadora; pues quien no pretende transformar –en cualquier instancia, no importan lo pequeña o ciclópea que parezca– no pertenece a la raza humana.
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