Entre el estímulo y la respuesta, el hombre tiene la libertad de elegir. En esta libertad para elegir están las características que nos hacen humanos: el entendimiento de nuestra identidad única; la imaginación, que es la habilidad de crear en nuestras mentes más allá de nuestra realidad; la conciencia, que nos permite conocer los principios que gobiernan nuestra conducta, y un sentido de cuanto nuestros pensamientos y acciones están en armonía con ellos; y por último, la independencia de criterio, que nos da la habilidad de actuar con libertad en relación a las influencias de terceros.
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