Somos como somos, pero podemos tratar de desarrollar aquellas cosas que quisiéramos para nosotros. Es magnífico aceptarnos tal cual somos, valorarnos y querernos, pero también es importante pensar que podemos ser mejores todavía y que hay determinados aspectos de nuestra persona o conocimientos nuevos que quisiéramos mejorar e incorporar. Esta decisión es la que quiebra la opción entre ser o no ser conformistas. No debemos serlo, porque el mundo en el que vivimos es dinámico, por lo tanto o nos movemos, adaptamos y crecemos con él o nos quedamos fuera del tiempo real.
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