En los sujetos que poseen ira su percepción de bienestar es contraria al colectivo.
Son individuos a los que les gusta vivir en el confort de su realidad. Crearon su mundo. … Son sujetos a los que les gusta estar bien con los de afuera, es decir, con los que no existe algún lazo afectivo. Les gusta sentirse reconocidos, admirados, respetados e incluso ser apreciados como magnánimos.
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Para los de adentro, es decir, para sus “seres queridos”, no lo son. Para ellos es todo lo negativo de su apariencia, su falta de control, sus carencias afectivas, su tristeza y sobre todo su ira.
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Su apariencia construida con mentiras, falsas expectativas e ideales erróneos, se vende con mucha facilidad. Son las personas “buenas”, las “más amables”, en ocasiones las más productivas y caritativas. … Sus amigos cercanos pueden ser confundidos. Su familia no.
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Dan su vida para el núcleo que consideran más importante, que es el trabajo. Y lo justifican como un logro para su “familia”. A ésta la tienen olvidada, reducida a espacios de tiempo corto. A medias palabras, a medias verdades, a medios afectos...
Visten con gran pulcritud. Su apariencia es muy importante.
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Fabrican su personalidad con segmentos robados, ...sustraen cualidades no propias que “adhieren” con paja a su vida... Su forma de construir la realidad está mediada por el poder, la envidia, la avaricia, la riqueza y el placer.
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Desconocen lo que son el respeto, la fidelidad, la confianza y el cariño. Y afirmo que los desconocen porque tienen una conceptualización errónea de lo que ello significa. El que a unas personas muestren respeto y a otras no segmenta la expresión real de un significado, aunque defienden completamente estos conceptos de forma tal que quien los oye cree que los poseen. Esto es, son muy buenos actores.
Tienen esquemas muy estudiados para comportarse “bien” con los demás. Asumen poses, comportamientos y actitudes que ellos piensan de importancia social.
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Saben perfectamente qué les agrada escuchar a las personas. Y siempre están dispuestos a dar una orientación o consejo “sano” a los demás.
Sus acciones son mesiánicas, las de los otros, simples actividades. Critican ferozmente la violencia e incluso... después de que en su oficina han maltratado severamente a sus asistentes.
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No participan en competencias deportivas porque saben que perderán. ...no saben trabajar en equipo. Se sienten superiores. Consideran que su sola persona podría ganar el partido. Por ello, no juegan porque no tienen similares.
Todo esto tiene como antecedente un mal concepto del individualismo. En la interpretación deformada del mismo, el sujeto considera que sólo él es valioso. Y que nada ni nadie puede atreverse a modificar su visión.
Si algo dicen es porque así debe ser. Si algo hacen, es porque es lo mejor que puede hacerse al respecto. Y si algo piensan debe ser establecido como dogma.
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Son tan capaces para generar el mal que deslumbra su creatividad. Su capacidad analítica es estupenda. Su hemisferio izquierdo funciona de forma especialmente deslumbrante. Son fríos e insensibles.
Con respecto al nivel de conocimientos que ostentan, se los apropian de tal forma que pareciera que por ellos fueron descritos. Y son excelentes narradores de historias, en las que generalmente si no son los héroes son las víctimas del evento. Crean de la realidad una fantasía. La habitan y, lo peor de todo, la venden, y hay quienes pagan por tenerla.
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