Los personajes femeninos que se presentan en el Don Juan son poseedores de una ingenuidad increíble; sinceramente no creo que existan o hayan existido muchas mujeres así fuera de las páginas de un libro escrito por un varón. El Don Juan hace con ellas prácticamente lo que quiere, lo cual, en la historia de la humanidad, no resulta verosímil que haya ocurrido muchas veces. Esto es: un hombre engañando de forma tan obvia a mujeres, las cuales aparentemente no es que se dejan engañar, sino que realmente caen en sus estratagemas. El punto principal de la supuesta fortaleza de este Don Juan es su capacidad de “enamorar” (de hacer el verso se decía en mi juventud). La palabra enamorar está aquí usada como representación del arte de decir lo que el otro quiere escuchar.
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