Varias familias estábamos pasando unas vacaciones juntas. Entre los muchos chicos que había estaba mi ahijado Pablo, un pequeño genio de casi cuatro años. Este día particular su madre tenía que hacer algunas cosas en la ciudad y había partido. A Pablo se lo notaba muy triste. Su abuela se le acercó y le preguntó:
–¿Qué te pasa Pablo?
–Me quedé solito –dijo entre triste y filosófico
Su abuela miró alrededor… Andaban por allí cantidad de sus hermanos, primos, tíos y amigos.
–Pero, ¿cómo Pablo…? Mirá: están Florencia, Francisco, Elisa, Mateo…
–Sí –concluyó él–, nos quedamos todos solitos.
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