viernes, 9 de octubre de 2009

Memorias de Adriano. Marguerite Yourcenar

Me indignaba el apasionamiento que pone el hombre en desdeñar los hechos en beneficio de las hipótesis y en no reconocer sus sueños como sueños. Entendía de otro modo mis obligaciones de sobreviviente. Aquella muerte sería vana si yo no tenía el coraje de mirarla cara a cara de abrazar esas realidades de frío, del silencio, de la sangre coagulada, de los miembros inertes, que el hombre cubre tan pronto de tierra y de hipocresía...

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