Esperé que llamaras, pero no llamaste.
Esperé verte, pero no llegaste...
No sé cuanto esperé pero no importó,
porque la ilusión de verte, o escucharte,
durante ese tiempo mi ansiedad calmó.
Cuando entendí que no habrías de llegar,
que tu llamada no debía más esperar...
El dolor duró sólo un instante,
era tarde ya para sufrir...
había vuelto a ser tiempo de esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario