domingo, 9 de febrero de 2014

Siddhartha, Hermann Hesse

¿Alguna vez un samana o un brahmán ha temido que alguien le pudiera robar su sabiduría, su devoción o su profundidad de pensamiento? No, pues es suyo, y sólo da lo que quiere dar y a quien quiere. Lo mismo, exactamente, pasa con Kamala y las alegrías del amor.

La boca de Kamala es bonita y encarnada, pero intenta besarla contra la voluntad de Kamala, y no disfrutarás ni una sola gota de la dulzura que sabe dar. Tú tienes facilidad para aprender, Siddharta, pues aprende también esto: el amor se puede suplicar, comprar, recibir como obsequio, encontrar en la calle, ¡pero no se puede robar! El camino que te has imaginado es erróneo.

Sería una lástima que un joven tan agraciado como tú, empezara tan mal.

No hay comentarios: