miércoles, 21 de enero de 2015

El hombre en busca del sentido último. Viktor Frankl

La conciencia no se refiere al trascendente sin más; tiene su origen en el trascendente. Este hecho explica su cualidad de irreductibilidad.

En consecuencia, si nos planteamos la pregunta del origen de la conciencia, no obtendremos una respuesta psicológica, sino una de carácter ontológico. Cualquier intento de reducción al plano óntico, cualquier intento de reducir la conciencia a lo psicodinámico resulta del todo vano. El escritor del siglo XIX Hebbel ya lo vislumbró claramente, cuando escribió, en una carta fechada el 13 de mayo de 1857 a Uechritz: «La conciencia difiere significativamente con respecto a los demás valores que puedan considerarse en el materialismo. Sí alguien intenta reducir la conciencia al impulso sexual o al instinto de propagación (algo que acabará sucediendo tarde o temprano, si es que no ha sucedido ya) no va a conseguir ni justificar la conciencia ni deshacerse de ella».

Lo que Hebbel profetizó ha acabado por producirse con el paso del tiempo. Es más, el psicoanálisis ha intentado explicar la conciencia en términos psicodinámicos, reduciéndola al superyó y deduciendo el superyó a partir de la imagen introyectada del padre.

Sin embargo, así como no se puede identificar el sí mismo con el ego, tampoco se puede identificar la conciencia con el superyó. Más bien debemos tomar conciencia de la irreductibilidad de estos dos fenómenos: La cualidad existencial del sí mismo y la cualidad trascendente de la conciencia.

Como en el primer fenómeno, la dimensión responsable del hombre no puede remontarse a su dimensión instintiva (el self no puede remontarse a sus impulsos o instintos).

El sí mismo tiene la función de reprimir y sublimar los impulsos e instintos, y en ningún momento puede verse derivado por ellos. Aunque lo que se utiliza tanto en la represión como en la sublimación es la energía instintiva, la fuerza que pone esa energía en movimiento no puede explicarse en términos de simple energía instintiva. ¿Alguien ha visto alguna vez a un río construyendo su propia planta de generación de energía?

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