Precisamente, Eileen Langer, psicóloga de la Universidad de Harvard, describió un fenómeno al que llamó "cara, gano; ceca es suerte". La idea es que cuando las cosas suceden de tal forma que confirman que nuestras acciones o creencias son correctas, uno tiende a atribuir que es fruto de nuestra habilidad. Por el contrario, cuando la realidad muestra que estábamos equivocados, se piensa que todo pasó por causas externas sobre las que no ejercemos ningún tipo de control.
El ego también impacta en la forma en que pensamos la incertidumbre inherente a las alternativas de nuestras decisiones. Creemos que tenemos mucho más poder para adivinar lo que va a pasar del que realmente tenemos.
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