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viernes, 4 de agosto de 2017

Parerga e Paralipomena, Vol 2. Arthur Schopenhauer

Dobbiamo usare indulgenza per ogni stoltezza, errore, vizio degli uomini, riflettendo che non ci troviamo davanti se non i nostri stessi errori, vizi e follie: infatti, sono gli errori dell'umaniti, alla quale anche noi apparteniamo, e della quale quindi portiamo in noi tutti gli errori. dunque anche quelli clie ora ci fanno indignare, solo perché non affiorano proprio ora in noi.

(ritrovato nel saggio: "Aggiunte alla Dotrina del dolore del mondo")

lunes, 21 de noviembre de 2016

El lobo estepario. Hermann Hesse

Fuimos al comedor, y en tanto que yo me esforzaba por decir una y otra vez, o por preguntar cosas indiferentes, iba comiendo más de lo que tenía por costumbre y me sentía más deplorable por momentos. ¡Dios mío! -pensaba-. ¿Por qué nos atormentamos de este modo? Me daba cuenta perfectamente de que mis anfitriones tampoco se sentían bien y de que su animación les costaba trabajo, ya porque yo produjera un efecto tan deplorable, ya porque hubiera acaso algún disgusto en la casa. Me preguntaron una multitud de cosas, a las cuales no se podía dar una respuesta sincera; pronto me hallé envuelto en una porción de verdaderos embustes y a cada palabra tenía que luchar con una sensación de asco. ... no lograba encontrar el tono, mis incursiones por el campo del humorismo producían un efecto desconcertante, cada vez nos íbamos apartando más; dentro de mí el lobo estepario se reía a mandíbula batiente...

miércoles, 17 de junio de 2015

101 Cuentos Clásicos de la India. Autor desconocido

MI HIJO ESTÁ CONMIGO

Era un hombre que tenía un hijo al que amaba profundamente. Por algún motivo se vio obligado a viajar y tuvo que dejar a su hijo en casa. El niño tenía ocho años y su padre sólo vivía para él. Habiéndose enterado de la partida del dueño de la casa, unos bandoleros aprovecharon su ausencia para entrar en ella y robar todo lo que contenía. Descubrieron al jovencito y se lo llevaron con ellos, no sin antes incendiar la casa.
Pasaron unos días. El hombre regresó a su hogar y se encontró con la casa derruida por el incendio.
Alarmado, buscó entre los restos calcinados y halló unos huesecillos, que dedujo eran los del cuerpo abrasado de su amado hijo. Con ternura infinita, los introdujo en un saquito que se colgó al cuello, junto al pecho, convencido de que aquéllos eran los restos de su hijo. Unos días más tarde, el niño logró escapar de los perversos bandoleros y, tras poder averiguar dónde estaba la nueva casa de su padre, corrió hasta ella e insistentemente llamó a la puerta.
--¿Quién es? -preguntó el padre.
--Soy tu hijo -contestó el niño.
--No, no puedes ser mi hijo -repuso el hombre, abrazándose al saquito que colgaba de su cuello-. Mi hijo ha muerto.
--No, padre, soy tu hijo. Conseguí escapar de los bandoleros.
--Vete, ¿me oyes? Vete y no me molestes -ordenó el hombre, sin abrir la puerta y aprisionando el saquito de huesos contra su pecho. Mi hijo está conmigo.
--Padre, escúchame; soy yo.
--¡He dicho que te vayas! -replicó el hombre-. Mi hijo murió y está conmigo. ¡Vete!
Y no dejaba de abrazar el saquito de huesos.

*El Maestro dice: El apego, ¿te deja ver?, ¿te deja oír?, ¿te deja comprender? El apego te aferra a lo irreal e ilusorio y cierra tus oídos a lo Real y Trascendente.

domingo, 10 de mayo de 2015

Cómo lograr que el ego juegue a favor de nuestro equipo. Ernesto Weissmann

Precisamente, Eileen Langer, psicóloga de la Universidad de Harvard, describió un fenómeno al que llamó "cara, gano; ceca es suerte". La idea es que cuando las cosas suceden de tal forma que confirman que nuestras acciones o creencias son correctas, uno tiende a atribuir que es fruto de nuestra habilidad. Por el contrario, cuando la realidad muestra que estábamos equivocados, se piensa que todo pasó por causas externas sobre las que no ejercemos ningún tipo de control.

El ego también impacta en la forma en que pensamos la incertidumbre inherente a las alternativas de nuestras decisiones. Creemos que tenemos mucho más poder para adivinar lo que va a pasar del que realmente tenemos.

martes, 17 de marzo de 2015

Estadística, ¿el arte de mentir con números? Rubén Bortman

Hace más de 100 años, en una época sin informática ni técnicas avanzadas de procesamiento de datos, Mark Twain acuñó una de sus frases más conocidas y geniales: "Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas".

Desde luego, este aforismo interpretarse literalmente. Si así lo hiciéramos, deberíamos entender: A) que todas las estadísticas son mentiras, B) que en la jerarquía creciente de las mentiras las estadísticas son las peores, C) que, paradójicamente, las estadísticas son una gran contribución a nuestras decisiones ya que sólo tenemos que interpretar lo inverso de lo que ellas nos sugieren.
...
Con un operador estadístico tan sencillo como los promedios, se puede expresar un hallazgo fabuloso como el siguiente: "Un reciente relevamiento demuestra palmariamente que la inmensa mayoría de los seres humanos tiene un número de manos superior al promedio".

"Nuevos estudios estadísticos revelan que el matrimonio es la mayor causa de divorcios en el mundo".

"Según un estudio estadístico anual, el Servicio Meteorológico acierta su pronóstico diario un 48% de los días. En virtud de este reciente hallazgo, el nuevo director de la institución ha propuesto divulgar diariamente un pronóstico exactamente opuesto al calculado y alcanzar así una efectividad del 52%. De esta forma, en su primer día de trabajo, habrá aumentado la precisión del servicio en 4 puntos porcentuales".

viernes, 6 de marzo de 2015

El Alquimista. Paulo Coelho

Soy como todas las personas: veo el mundo tal como desearía que sucedieran las cosas, y no como realmente suceden.

lunes, 2 de febrero de 2015

Primer Libro Clásico (Gran Ciencia). Confucio

Es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones. Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser. ¿No sería más eficaz lograr que fueran innecesarios los juicios? ¿No resultaría más provechoso dirigir nuestros esfuerzos a la eliminación de las inclinaciones perversas de los hombres?

sábado, 20 de septiembre de 2014

Enemigos públicos. Ronan Bennett, Michael Mann & Ann Eiderman

BILLIE - Bueno, soy yo que a la que están mirando en este momento.

DILLINGER - Eso es porque eres hermosa.

Una mujer rubia, elegante pero de frío aspecto, se queda mirando a Billie, una joven de la generación de la Gran Depresión en su vestido rojo.

BILLIE - Eso es muy bonito de tu parte. Pero ellos me miran debido a que no están acostumbrados a tener una niña india Menominee en su restaurante, con un vestido de tres dólares.

DILLINGER - (Tomándole la mano) Escucha, muñeca, eso es porque ellos sólo se fijan en de dónde la gente viene. Pero lo único importante realmente es dónde la gente va.