Mostrando entradas con la etiqueta Debilidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Debilidad. Mostrar todas las entradas

sábado, 22 de julio de 2017

Un año con Schopenhauer. Irvin Yalom

El tercer ensayo, "Lo que un hombre representa" (1) es el que expresa con mayor claridad su punto de vista sobre la fama. El bien esencial de una persona es su propia valía o mérito interior, mientras que la fama es algo secundario la mera sombra del mérito.

"Lo que realmente tiene valor no es la fama sino aquello que nos hace acreedores a ella ... la mayor felicidad de un hombre no es que la posteridad sepa algo sobre él sino que él mismo desarrolle ideas que merezcan ser tenidas en cuenta y preservadas durante siglos".

La autoestima que se apoya en el mérito interior produce una autonomía personal que nadie puede quitarnos: está en nuestras manos, mientras que la fama nunca lo está.

(1) Citando el ensayo "Lo que el hombre representa", capítulo cuarto de "Aforismos sobre el arte de vivir", incluido en el libro Parerga y Paralipómena de Arthur Schopenhauer.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Un año con Schopenhauer. Irvin Yalom

Tengo una observación y un consejo -dijo Philhip con las manos entrelazadas y los ojos clavados en el techo-. Nietzsche escribió alguna vez que una importante diferencia entre el hombre y la vaca es que la vaca sabe cómo existir, cómo vivir sin angustia, es decir, miedo, en el dichoso presente, sin sentir la carga del pasado ni conocer los terrores del futuro.

Pero nosotros, desafortunados humanos, nos atormentamos tanto con el pasado y el futuro, que sólo podemos deambular brevemente en el ahora.

lunes, 21 de noviembre de 2016

El lobo estepario. Hermann Hesse

Fuimos al comedor, y en tanto que yo me esforzaba por decir una y otra vez, o por preguntar cosas indiferentes, iba comiendo más de lo que tenía por costumbre y me sentía más deplorable por momentos. ¡Dios mío! -pensaba-. ¿Por qué nos atormentamos de este modo? Me daba cuenta perfectamente de que mis anfitriones tampoco se sentían bien y de que su animación les costaba trabajo, ya porque yo produjera un efecto tan deplorable, ya porque hubiera acaso algún disgusto en la casa. Me preguntaron una multitud de cosas, a las cuales no se podía dar una respuesta sincera; pronto me hallé envuelto en una porción de verdaderos embustes y a cada palabra tenía que luchar con una sensación de asco. ... no lograba encontrar el tono, mis incursiones por el campo del humorismo producían un efecto desconcertante, cada vez nos íbamos apartando más; dentro de mí el lobo estepario se reía a mandíbula batiente...