sábado, 16 de mayo de 2015

Lo que la ira te hereda. Patricia Rosa Linda Trujillo Mariel

En los sujetos que poseen ira su percepción de bienestar es contraria al colectivo.

En su tendencia hacia las relaciones desiguales siempre buscarán “víctimas” con características de codependencia y poca autoestima, por la simple razón de que son más viables para ser dañadas… son los “depósitos” ideales para su ira.

Sus conflictos sociales, psicológicos, personales e incluso económicos, alguien los tiene que pagar. Y normalmente ese alguien es un ser querido.

Nunca reconocerá que su rol es el equivocado... Y todo lo que no se hace, se piensa o se dice conforme a su espectro irreal de vida confortable, simplemente carece de validez y no existe.

Para el caso del sujeto iracundo, lo más grave siempre le sucedió a él. Lo más hermoso, siempre le sucederá a él y lo más triste, las pruebas más fuertes, los logros más grandes e incluso los retos invencibles siempre serán vinculados a su existencia.

El egoísmo va de la mano con su personalidad.

Su espíritu está repleto de rencor, ira, soberbia, egoísmo, envidia, celos, avaricia y temor. Y todas estas expresiones del ser, con una habilidad suprema, las modifica para convertirlas en lo que él considera positivo:

* Al rencor, le nombra resarcimiento lícito del daño.
* A la ira, capacidad de respuesta inmediata.
* A la soberbia la denomina dignidad humana.
* Al egoísmo le llama individualidad.
* A la envidia la considera como una carencia en el reconocimiento de su potencial.
* A los celos, protección para que la persona no sea dañada por otras.
* A la avaricia, capacidad de cuidado extremo por las cosas.
* Y al temor, la necesidad de que los demás ejecuten al 100% las acciones conforme al bien máximo que se logra cuando él dirige.

… el sujeto iracundo minimiza sus defectos y eleva en grado enfermizo sus virtudes.

Expresa odio por las personas que tienen los puestos que él quisiera tener. Y si logra relacionarse con ellas, sólo se encarga de adularlas para comprometerlas.

Pierde la noción de contexto. Prioriza la necesidad personal versus la necesidad grupal.

Si le dieran a elegir entre su familia y el trabajo elegiría a este último, aunque en la vida diaria manifestará abiertamente lo contrario.

Los puestos en los que se desarrolló los maximiza. Así los resultados de sus productos serán elevados.

Requiere continuo reconocimiento... Nada en el mundo es más triste que una locación sin su persona. Nada en el contexto es válido si no cuenta con su aprobación.

A los sujetos que estereotipa por siempre quedarán así señalados.

Tienen la firme convicción que son carismáticos. Darían su vida porque alguien los volteara a mirar todo el tiempo.

Son seres muy tristes. Basan su confort en el dolor de alguien.

Se enojan con suma facilidad y son capaces de destruir con las propias palabras a quienes los rodean.

Con la finalidad de ser observados y temidos, siempre llevarán una postura contraria en su entorno.

Todo lo que realizan es con un fin: su confort... Para ellos sus acciones siempre están mediadas por el sacrificio, la entrega, la bondad y el gran amor que tienen a su familia, pareja o amigos.

Puede tener pareja. Y si la tiene intentará destruirla si ve que compite con él. Si no, la considerará su aliada y la hará, sin que la persona se dé cuenta, cómplice de sus acciones.

En el caso de no tener pareja, el sustituto es el amigo cercano. De éste hablará todo lo que pueda sobre su persona, familia, trabajo, modo de relacionarse y hasta de su propia personalidad. Pero cuando está frente al amigo o amiga, será el ser más dulce del universo… el que aconseja y el que siempre está dispuesto a apoyar.

Puede ubicarse como “tapete de otras personas”, pero jamás de su familia o núcleo social primario. A él le tienen que rendir. Él jamás se rendirá.

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