De acuerdo con las teorías actuales de la motivación: El hombre se centra básicamente en colmar sus necesidades y satisfacer sus impulsos e instintos. En último término, lo hace sólo para aliviar la tensión interna que estos impulsos provocan, con el fin de mantener o restablecer un equilibrio interno llamado «homeostasis».
Se trata de un término tomado originalmente de la biología, pero que incluso en ese campo acabó por hacerse insostenible.
...
Personalmente, pienso que el hombre no centra su preocupación en ninguna condición interna, como el equilibrío interno, sino más bien en algo o alguien que se encuentra fuera, én el mundo: puede ser algo o alguien a quien servir o a la pareja a la que ama, y, si realmente ama a esa pareja, no la utilizará como un instrumento para satisfacer sus necesidades.
Así pues, la existencia humana - mientras no llegue a distorsíonarse- se dirige siempre hacia algo o alguien, diferente a uno mismo, ya sea a encontrar un significado o llegar a un encuentro amoroso.
Yo he dado a llamar a esta característica de la existencia humana autotrascendencia». La «autoactualízación» sería en último término el efecto, el producto final no intencionado de la autotrascendencia. Así pues, se pone de manifiesto que el imperativo de Píndaro acerca de que la persona tiene que acabar convirtiéndose en lo que realmente es -en otras palabras, que el hombre debe actualizar sus potencialidades-, sólo es válido si añadimos lo que dijo una vez Karl Jaspers:
«Lo que uno es, lo ha conseguido a través de la causa que se ha dado a sí mismo para llegar a serlo».
O, tal como dijo Abraham H. Maslow: «la autoactualización» debe realizarse «comprometiéndose con un trabajo importante».
...
En consecuencia, el hombre se caracteriza en primera instancia por su «búsqueda de sígnificado», más que por «la búsqueda de sí mismo».
Cuando más se olvida de sí mismo -entregándose a una causa o a otra persona- más humano se hace. Y cuanto más se implique o se deje absorber por algo o alguien diferente a sí mismo, más se vuelve él mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario