El individualismo de nuestro tiempo, el hombre que se
mira el ombligo, la desintegración de lo objetivo frente a la cual va creciendo
el sujeto, el hombre solo, sin sociedad, sin perspectiva histórica, sin marco
alguno, con la consecuente caída en el relativismo, disuelven toda posibilidad
ética o mejor dicho, provienen de la disolución de toda ética.
La ética no es la finalidad. La ética dice que tú eres en ti mismo la finalidad. Y
para alcanzar esa finalidad debes respetar al otro en calidad de finalidad en
sí mismo.
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